Susurro número...

viernes, 10 de julio de 2015

Me he dado cuenta...

Me he dado cuenta de que sí, te eché de menos. Sí, lloré una y otra vez en el inútil intento de dormir recordando cada una de tus buenas noches. Cada día distintas, cada día más tuyas, más sinceras. Me he dado cuenta de que quizá tus ojos color coca-cola fueron los primeros que me enamoraron de verdad; que puede ser que tu sonrisa de dientes pequeños fuera la única que me hiciera sentir realmente querida; que tus besos furtivos a media noche fueran los que me llevaban al cielo una, y otra vez. Pero que quizá me acostumbré demasiado rápido a tu perfume, y cerré mi mente ante tu mirada.
Me he dado cuenta demasiado tarde, de que simplemente yo era tu muñeca de porcelana, tan dulce y vulnerable a la vez, capaz de amar por encima de todo, pero que el amor que recibía era tan frío como el plomo del soldadito que se lo enviaba.
Me he dado cuenta, y no precisamente por mí, de que nuestro amor no era más que una montaña rusa, que acaba rápido y te jode haber estado esperando tanto tiempo, para algo tan fugaz.Que cuando subes es la mejor sensación y cuando bajas bruscamente la respiración se te corta durante apenas un segundo. Y ese cosquilleo en el estómago, el ritmo acelerado del corazón que sientes cuando estás boca abajo, sólo se puede comparar con el momento en el que mirabas, sonriendo, e iniciabas uno de esos besos interminables que nos hacían, o al menos, me hacían pensar, que nuestros labios estaban hechos para entrelazarse siempre. Y esos momentos, uno a uno, cada cual con su cosa especial, me han hecho darme cuenta de que te quise, no sabes cuanto te quise, cuanto te amé, hasta tal punto de darlo todo por ti, por mucho que tuviera que sacrificarme una y otra vez.
Y sin embargo, tenía que acabar. Tenía que dejar de quererte, tenía que desengancharme de la droga de tu sonrisa, del vicio de tus dedos en mi espalda, desengancharme de ti. Marcharme lejos, muy lejos del laberinto de tu cuerpo y correr, por muchos obstáculos que me pusierais tú y tus falsos encantos.
Y bueno, al fin y después de tanto dolor, me he dado cuenta de que por mucho que llegara a quererte, llegará alguien que me trate como a una princesa, y no como a la muñeca de porcelana, que rompiste en añicos aquella vez.


5 comentarios:

  1. Ahora mismo me siento así. Es difícil desprenderse de algo que se llevaba tanto tiempo esperando y que se esfuma en un instante. Lo único que nos quedan son recuerdos, y eso es realmente doloroso. Espero que, como dices al final, llegue alguien que nos trate como realmente nos merecemos y que nos haga olvidar.

    *abrazos*

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    1. Hola, Lào. Muchas gracias por aparecer en mi blog, y por quedarte.
      Y sí, es difícil, muy difícil. Pero toca ser fuertes, y afrontar esos duros casos porque si no, la vida podrá con nosotros.
      Seguro que sí bonita.

      Un beso!

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  2. ¡Hola, Luna! <3 Me encanta este escrito, es precioso. Escribes muy bien y él vídeo con la música lo hace aún más precioso.

    Por cierto, te he nominado al premio Liebster, si te interesa pásate.

    Muchos besos gatunos!

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    1. ¡Hola bonita! Muchas gracias,me alegro mucho de que te guste.

      Ai, muchísimas gracias de verdad. En seguida me paso.

      Besos Lilly!

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  3. Hola princesa.

    A ver si consigo ponerme al día de una vez y no perderme ni una de estas entradas que ofrecen una reflexión profunda.

    ¿Cómo es posible que esos que buscan una aventura efímera, o quizá un trofeo más que exhibir en su vitrina de conquistas, puedan recorrer la distancia de la media noche sólo por dar un beso a la que en ese momento es su princesa? ¿De verdad somos tan tontos? Como individuo que ha hecho locuras (o gilipolleces) como esas muchas veces, te puedo decir que no concibo un motivo para hacerlo que no sea el tener el corazón lleno de esa persona que hace que robe horas al sueño sólo por verla sonreír.

    Pero también he vivido, de forma ajena y forma propia, cómo el amor ha durado muy poco. Cómo se ha esfumado en lo que tarda en decirse la primera mentira o lo que tarda en mostrarse las intenciones de cortarte las alas para que seas "algo" y no "alguien" que pertenece a otra persona. Y parece que el desencanto te vence y te olvidas de los detalles, te olvidas que robar una hora de tu noche para acercarte a verla y llevarle una flor que has cortado en el parque es todo lo que necesitas para seguir mirando al futuro con cierta esperanza por estar cuidando lo que quieres. Y como te olvidas de eso, empiezas a descuidar y nace una carta como esta. También es cierto que simplemente, hay personas que sólo saben jugar con el corazón de la gente o que confunden el simple "me gusta" al "me vuelve loco cuando te veo por la mañana, despeinada y sin maquillar, entre legañas".

    Sin embargo, Luna, yo no soy partidario de decirle a ese tipo de personas que lo ha hecho mal. Entre otras cosas, porque no van a creernos. Sé que el pensar que ha perdido algo muy grande no es consuelo y que necesitamos desahogarnos escribiéndole a esa persona una carta contándole como nos sentimos. A fin de cuentas nosotros sí hemos amado y nos duele la distancia y la ausencia. Pero será ya por repetición que desde unos años ya no permito que me vean derrotado, me desahogo con mis textos, con mis amigos, pero a esa persona para lo que soy un trofeo o simplemente, un instrumento que sólo sirve para eliminar problemas, no le dedico ni un segundo. Este gesto de rebeldía, también, puede servir para creerte que el final de la carta, es lo que te mereces. Que eres una princesa, la más bonita del mundo, y que te mereces a alguien que te devuelva la sonrisa y que más que eso, invente motivos para hacerla nacer todos los días.

    Ya he visto la nota que le has dado a mi "amiga Meri" ^_^. Me parece que no vamos a estar de acuerdo, porque yo acabé ese libro llorando y con un nudo en el corazón por lo injusto que lo vi todo. Ahora te comento la entrada y te cuento mejor ¿sí?

    Un besito preciosa. Y que tengas un día lleno de cosas bonitas y sueños cumplidos.

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